Hasta hace unos años en ciencias sociales, cuando un estudio lograba explicar de 10% a 20% de la varianza de un fenómeno, sus resultados eran publicados en los más prestigiosos journals e influían en el desarrollo de políticias. Hoy sabemos que muchos de ellos fracasaron.
En paralelo, una proporción cada vez mayor de interacciones humanas comenzó a llevarse a cabo en Internet, produciendo una huella digital que crece de manera masiva y cuyo estudio puede generar conocimientos sin precedentes sobre la sociedad, su funcionamiento y sus intrincadas redes, incluso aquellas que habían permanecedio ocultas hasta ahora.
Y es que la tecnología no solo ha revolucionado a la sociedad, sino también la forma en que podemos entenderla. La inteligencia artificial permite detectar patrones ocultos con herramientas analíticas, como el aprendizaje automático y el procesamiento de lenguaje natural. Las simulaciones computacionales nos ayudan a explorar y explicar las más variadas situaciones hipotéticas.
Gracias a estos avances, en los últimos años hemos empezado a predecir el comportamiento humano y social con 80% y 90% de precisión. Los estudios sociales se están convirtiendo en una ciencia. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias?
Martin Hilbert
Profesor en la Universidad de California, Davis, Estados Unidos. Doctor en Comunicación de la Universidad del Sur de California, Estados Unidos, y Doctor en Economía y Ciencias Sociales de la Universidad de Erlangen-Núremberg, Alemania.
Su investigación aborda un enfoque multidisciplinario que busca comprender el rol de la información y el conocimiento en el desarrollo de sistemas socio-tecnológicos complejos. Creador y coordinador del Programa Sociedad de la Información de CEPAL. En sus 15 años como Oficial de Asuntos Económicos de las Naciones Unidas, brindó asistencia técnica en el área de desarrollo digital a presidentes, expertos gubernamentales, legisladores, diplomáticos, ONG y empresas, en más de 20 países.