En el marco de las actividades de celebración de los 182 años de la Casa de Bello, el académico del DCC, profesor Iván Sipirán, fue reconocido como Mejor Docente de Pregrado 2024. Este reconocimiento busca distinguir a académicas y académicos no solo por el dominio en sus respectivas áreas de conocimiento e investigación, sino también por su entrega y vocación, las que les han permitido ir más allá de sus prácticas docentes, dejando una huella imborrable en sus estudiantes y en su comunidad.
En una ceremonia realizada el lunes 18 de noviembre en el Salón de Honor de Casa Central, también recibieron esta distinción los académicos de la FCFM, César Azurdia (DIE), Charles Thraves (DII), Nadia Mery (DIMIN) y Yarko Niño (DIC).
A continuación, conversamos con el profesor Sipirán sobre este reconocimiento, su estilo de enseñanza y los desafíos que enfrenta como docente.
¿Cómo recibe este reconocimiento en lo personal y profesional?
Es un honor muy grande ser parte del grupo de profesores y profesoras que han recibido esta distinción. Simboliza el esfuerzo que se realiza día a día para intentar darles la mejor formación a nuestros y nuestras estudiantes e intentar que se lleven algo valioso para su vida profesional. Es un esfuerzo diario el intentar inculcarles no solamente conocimiento, sino también que sean buenos profesionales. Y son ellos y ellas quienes terminan validando este esfuerzo y reconociéndolo. Además, siento que en el DCC la labor docente no está solamente a cargo de profesores y profesoras, sino que existe un ecosistema de cosas que funcionan bien, que van desde la secretaría docente hasta auxiliares y ayudantes. De modo que este reconocimiento también es para ellos.
¿Cómo define su estilo de enseñanza, que hoy lo hace merecedor de este reconocimiento?
No estoy seguro de tener un estilo definido, pero sí puedo decir que me apasiona enseñar y me apasiona mi campo de estudio. Cuando entro a un salón de clases trato de transmitir toda mi experiencia a los y las estudiantes. Para mí no se trata solamente de pasar una materia, sino que busco darles algo más y ese algo más va acompañado de esa pasión, de esas ganas de hacer las cosas bien, de motivarlos, de que mis estudiantes vean el valor de lo que están haciendo. Eso hace que el salón de clases se convierta en una suerte de conversación donde los y las estudiantes se sienten valorados y se sienten bien de estar en ese lugar. Tener esas ganas de estar en el salón y transmitir mi experiencia y conocimiento me parece que es lo principal.
¿Qué desafíos docentes le plantea este reconocimiento?
Hace un tiempo comencé a reflexionar sobre mi labor como docente y me he dado cuenta de que no solo yo, sino todos, profesoras y profesores, enfrentamos el reto de enseñar en una sociedad que evoluciona a un ritmo vertiginoso. Esto hace que competir con factores externos a la universidad sea cada vez más complejo. Un ejemplo claro es el acceso ilimitado que tienen los y las estudiantes a información en Internet, donde pueden aprender casi cualquier cosa con un clic.
El verdadero desafío para nosotros, como profesores y profesoras, es encontrar formas de captar la atención de los estudiantes, de integrarlos a la experiencia universitaria y hacer que aprovechen al máximo lo que esta les ofrece. Para lograrlo, debemos reconocer que las personas buscan una educación más personalizada, adaptada a sus necesidades y contextos individuales. Estoy convencido de que nuestro mayor desafío es ir más allá de la simple transmisión de conocimientos. Tenemos la responsabilidad de ofrecer algo más valioso: herramientas, experiencias y aprendizajes significativos que los preparen para enfrentarse al mundo con éxito.
Finalmente, ¿qué mensaje le gustaría transmitir a los estudiantes?
Que sepan que profesores y profesoras hacemos un trabajo enorme intentando formarlos. A mí me gustaría que los y las estudiantes se involucren más en este trabajo educativo ya sea yendo a las cátedras o participando en los canales de comunicación como foros y correo, pero a la vez me gustaría también que sean reflexivos y entreguen todo el feedback posible para que podamos mejorar. Me parece importante que los y las estudiantes hablen, que se manifiesten, que digan lo que le gusta y lo que no, por ejemplo, a través de las encuestas. Creo que son un mecanismo a través del cual pueden decirnos qué necesitamos mejorar y afinar. Yo leo todas las encuestas y son las que me sirven para saber si el semestre siguiente tengo que hacer algo diferente en un curso y así seguir evolucionando en la educación que entrego.
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Comunicaciones DCC